Rollitos de Becherovka
¿Os hemos contado ya que estuvimos en República Checa? Ya hace una eternidad (como dos meses), pero nos gusta recordarlo.
La cuestión es que no sólo compramos un par de libros de cocina checa para preparar en casa, sino que, en un arranque de difusión etílica, compramos una botella de Becherovka.
¿Qué es Becherovka? Nosotros tampoco lo sabíamos antes de probarlo. Pues un licor que conocimos en Karlovy Vary. Lo cierto es que invade la ciudad. Al llegar por la estación, hay un museo justo a cien metros, con una botella de dimensiones exageradas delante de la puerta.
El caso es que yo pensé que, con la graduación que tenía, sería algún tipo de vodka. Craso error el no haber recurrido a la Wikipedia (es lo que tiene el no disponer de Internet fácilmente cuando estás de viaje). En la tienda del aeropuerto y con las últimas coronas checas que nos quedaban compramos orgullosos una botella con el fin de organizar en casa una cena checa para los amigos y culminarla con unos copazos de Becherovka con limón. Todo muy checo.
Lo que ocurrió al final de la cena checa (un goulash con knedliky de patata que salió redondo) fue terrorífico. Al abrir la botella, un aroma similar a la canela invadió nuestras narices. Va a ser que esto no es vodka, sino más bien un licor de hierbas. Las reacciones al probarlo fueron similares. Al principio, no sabe mal. Dulzón, aromático, con toques de canela. Pero a continuación dispara un retrogusto amargo que ríete tú de la tónica.
El Becherovka es, al fin y al cabo, un licor de hierbas. Pero no esperéis un licor como el orujo de hierbas. Este pertenece al grupo de esos licores antiguos para gente de cierta edad. Tiene hechuras parecidas al Jägermaister o el Fernet Branca. No son muy dulces, con sabor fuerte y para los que disfruten de un amargo profundo.
A todos nos resultó imbebible y sólo nos habíamos bebido un dedo de la botella. Así que paso a la repisa de “vamos a usarlo para cocinar”.
¿Conocéis los rollitos de aguardiente? Pues si cambiamos el aguardiente por Becherovka, salen unos rollitos con un aroma especiado y con un final un pelín amargo que, a los que nos gusta ese sabor con mesura, nos ha gustado.
- 1 tacita de aceite de oliva
- 1 taza de azúcar
- 250 ml de Becherovka (o aguardiente si no conseguís tan “sublime” licor)
- 1 sobre de soda o 1 cucharadita de polvos de hornear
- Harina, la que admita (más o menos 400 g)
- Azúcar para espolvorear
Al lío
- Mezclar en un recipiente profundo o en el bol del robot el aceite, el azúcar y el licor y mezclar hasta que blanquee.
- Añadir la harina tamizada y mezclada con los polvos de soda poco a poco hasta obtener una masa ligera que apenas se pegue a los dedos.
- Hacer unos rollitos de entre tres y cuaro cm de diámetro. Espolvorear con azúcar y poner en la bandeja del horno sobre un papel de hornear o un tapete de silicona.
- Hornear, precalentando el horno, a 180º durante unos 25-30 minutos, sacar en cuanto empiecen a estar ligeramente dorados.
Indicaciones
- Esta masa no dora en exceso. Si esperamos a que doren mucho, estarán muy duros. Vale la pena que queden un poco blanquitos para evitar que queden demasiado duros.
Progreso
Ingredientes. A la izquierda, el Becherovka. |
Mezclamos todo menos la harina y la levadura |
Vamos añadiendo la harina… |
… hasta que se pueda moldear |
Formamos los rollitos y los pasamos por azúcar |
Y a la placa de horno |
¡A vuestra salud!
Bien aprovechada la becherovka, la receta estupenda, la recomendacion mejor, no compraré becherovka cuando vaya a RCheca, jejej,bss
Esta receta la hago mañana mismo, que ricas parece que tienen que estar y que pinta tienen.
Gracias
jajaa lo que me he reído leyendo! si le vais a sacar provecho a la botella haciendo rollitos, no va mal la cosa! bs